Hermanas Mercedarias del Niño Jesús
Instituto Nuestra Madre de la Merced – Córdoba, Septiembre 2016
Misericordiosos como el Padre
El 8 de diciembre de 2015, en la fiesta de la Inmaculada Concepción, nuestro Papa Francisco abrió la Puerta Santa de la Misericordia, para que todos puedan experimentar el amor de Dios que consuela, que perdona y ofrece esperanza.
Misericordia: es la vía que une a Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados para siempre no obstante el límite de nuestro pecado.
El Año de la Misericordia es un tiempo especial de gracia, de reconocimiento hacia la Santísima Trinidad por habernos concedido un tiempo extraordinario de perdón y reconciliación.
El Año jubilar concluirá en la solemnidad litúrgica de Jesucristo Rey del Universo, el 20 de noviembre de 2016, donde se cerrará la Puerta Santa.
Jesús, ante la multitud de personas que lo seguían, viendo que estaban cansadas y extenuadas, perdidas y sin guía, sintió desde lo profundo del corazón, una intensa compasión por ellas. Lo que movía a Jesús en todas las circunstancias era la misericordia, con la cual leía el corazón de los interlocutores y respondía a sus necesidades más reales.
La Iglesia tiene la misión de salir al encuentro de todos, sin excluir a ninguno; por ello el Papa Francisco ha enviado Misioneros de la Misericordia. Sacerdotes a los cuales dio la autoridad de perdonar también los pecados que están reservados a la Sede Apostólica, para que se haga evidente la amplitud de su mandato.
En este mes de María de la Merced contaremos con la presencia de uno de ellos, el Padre Ariel Manavella, quien estará con nosotros los días 26, 27 y 28 de setiembre. Será, sobre todo, signo vivo de cómo el Padre acoge a cuantos están en busca de su perdón. Será anunciador de la alegría y el perdón, celebrando el sacramento de la Reconciliación para los fieles, para que en este tiempo todos tengamos la oportunidad de reencontrar el camino de regreso hacia la casa paterna.
Este es el tiempo oportuno para cambiar de vida… Abramos nuestros ojos para mirar nuestras miserias y las del mundo, las heridas de tantos hermanos y hermanas privados de su dignidad, sintámonos provocados a pedir perdón y ayudemos a quienes nos rodean divulgando la noticia.
María de la Merced, la Madre de la Misericordia con su dulce mirada nos acompañe en este Año Santo.