La semana en que cambió la historia
El 25 de mayo de 1810 no fue un día como todos en Buenos Aires.
A pesar de la tormenta, muchos hombres y mujeres se reunieron frente al Cabildo para conocer los nuevos sucesos políticos. Cuando los adversarios de Cisneros se enteraron de que el virrey había renunciado, comenzó la fiesta. La calle se inundó de brindis, música y bailes.
La alegría estaba justificada: era el broche final de una semana de marchas y contramarchas, que a partir de ese momento se recordaría como la Semana de Mayo.