Sobre la celebración de la fiesta de San Pedro Nolasco
Coincide también la celebración del año de San Pedro Nolasco, el primero de un trienio en preparación para el jubileo del octavo centenario de la Orden.
Por ello quiero hacer presente, una vez más, que Pedro Nolasco vivió un proceso de consagración. Primero como laico, luego como consagrado a Dios en una misión, y finalmente como hombre, un caballero. Fue llamado por Dios a compartir la vida comunitaria y la misión redentora hasta dar la vida si fuera necesario por los cristianos cautivos.
Podría decirse que si: ya era un hombre madurado, su modo de ser posiblemente continuó siendo el mismo, no lo sabemos. Sus habilidades tal vez continuaron siendo las mismas. Sus destrezas de caballero y comerciante eran idénticas…
Pero algo fundamental cambio en su vida. Era laico con un apostolado apasionante, era un hombre de fe entregado a una misión redentora. A partir de ese momento comenzó a ser un consagrado con una especial consagración. Es decir su vida entera pasó a estar a disposición de Dios quien le mostro el camino junto con sus compañeros: fundar una familia religiosa dedicada a la redención de cautivos.
Yo digo que Pedro Nolasco no fue más el mismo luego del 2 de agosto.
A veces se escucha decir que la misión redentora mercedaria puede ser llevada adelante por todos, laicos y religiosos. Y es verdad. Se escucha que tal vez hasta la condición laical otorgue más libertad de acción para trabajar por la redención liberadora de los cautivos. Parcialmente puede ser una realidad. Pero eso que se dice oculta otra verdad: que la misión no consiste “solo” en una acción eficaz… al menos no solamente es eso. La misión redentora es mensaje y testimonio de vida consagrada a Dios. Es vida y silencio. Es comunicación con Él y comunicación que ilumina el camino y sostiene la esperanza del pueblo cautivo que clama a Dios liberación.
Pienso… un hombre o una mujer que no sean bautizados pueden realizar muchas acciones emancipadoras, de desarrollo humano integral… pero no necesariamente realizan una misión pastoral, liberadora, redentora en el sentido que lo entiende el cristiano, como anuncio y construcción del Reino, Buena Noticia de Dios que escucha el clamor de su pueblo. De modo parecido, un laico consagrado, si toma en serio su palabra, con solo vivir “grita el evangelio” (como gustaba decir el P. Charles Foucald).
Finalmente, ¿creemos que descubrir lo que Dios nos propone como proyecto es algo que podemos hacer nosotros sin más? ¿o todavía creemos que la gracia de Dios hace que el ser humano descubra posibilidades que creía imposibles para él/ella?. De eso depende que pidamos o no ser “hombres y mujeres de fe que consagren su vida como Pedro Nolasco”.
Para pedir hace falta creer que Dios quiere dar y otorga sus dones a quienes se disponen a recibir.
Pidamos pues al Señor, por intercesión de Nolasco, por toda la familia mercedaria y por los jóvenes a quienes en este tiempo está llamando para una especial consagración. Que puedan escuchar y que escuchando, puedan responder y respondiendo hagan de nuestra casa común un lugar abierto a los nuevos cautivos, oprimidos o perseguidos.
Fray Luis de Brito
Superior Provincial